El cerebro de las personas violentas es diferente
Las actitudes violentas y la agresión tienen un origen neurológico detectado por investigaciones recientes en el campo de las neurociencias. Déficits muy específicos en la estructura cerebral parecen ser la base de las tendencias violentas e impulsivas, y su conocimiento podría usarse para desarrollar tratamientos preventivos, así como posibles futuros comportamientos violentos en niños y adolescentes diagnosticados, según un comunicado del Norte. Sociedad Americana Libre para la Neurociencia. .
El gen de la monoaminooxidasa y la reducción de la producción de serotonina
Avshalom Caspi y sus colegas realizaron un estudio en 2002. Descubrieron que los niños maltratados mostraban un cambio juvenil en el gen que codifica la enzima monoaminooxidasa
MAOA). Esta anomalía tiene una clara consecuencia: se produce más testosterona y menos serotonina.
Todo esto conduce a comportamientos antisociales y violentos. Lo llamativo (y hasta esperanzador) es que este comportamiento violento puede reducirse con la administración de Prozac ® (fluoxetina), un antidepresivo que regula y mejora la producción de serotonina.
Otros elementos clave en la modulación agresiva
Tampoco puede excluirse una posible implicación de otros sistemas de neurotransmisores clásicos en la agresión, aunque los datos disponibles se limitan a experimentos con animales. Digamos: a) el sistema colinérgico parece aumentar la agresión: los agentes parasimpaticomiméticos, por ejemplo el carbacol, provocan un comportamiento agresivo en gatos y ratas; yb) los sistemas GABAérgicos centrales influyen en la inhibición de varios modelos de agresión: la concentración de ácido gamma-aminobutírico o sus agentes benzoazepínicos en el bulbo de la rata inhibe ciertas conductas agresivas, y la inyección de su antagonista, la picrotoxina, muestra una alternativa. efecto ; c) también se observaron cambios en el comportamiento agresivo relacionados con los opioides endógenos: la presencia de endorfinas en ratones destruidos produce una analgesia de larga duración, que la naloxona provoca por hora. E incluso faltan datos para postular la implicación del sistema glutamatérgico y otros sistemas de neurorregulación.
En resumen, aunque se ha avanzado en la comprensión de los mecanismos de acción de ciertos tipos de neurotransmisores –que muestran efectos diferenciales relativamente consistentes en diferentes tipos de comportamientos agonísticos–, y en la búsqueda de vínculos entre los loci genéticos, la actividad de los neurotransmisores, la agresión y la impulsividad muestra un futuro prometedor, aún es pronto para aplicar estos avances en el control del comportamiento. A pesar de lo dicho, esperamos que el enfoque neuroquímico nos permita abordar los mecanismos neurales que participan en el control de los distintos tipos de conducta agresiva y en el tratamiento de sus posibles cambios patológicos, ya que no en vano la mayoría son . de los efectos Los efectos terapéuticos de los fármacos se producen a través de la interacción que establecen con los mecanismos neurotransmisores.
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